Opinión| 18 Abr 2010 - 10:17 pm
Álvaro Forero Tascón
¿Por qué los seguidores siguen a los líderes?
Por: Álvaro Forero Tascón
LOS DOS RETOS ESENCIALES DE UN candidato presidencial son posicionar una visión tan distintiva como clara, que quepa en una palabra, y que esa palabra resuelva una de las dos principales preocupaciones de los electores en el momento de la elección.
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La primera depende fundamentalmente del candidato, especialmente de su capacidad para encarnar la visión tanto en su mensaje como en los hechos, los de la campaña y los de su pasado reciente. La segunda depende menos del candidato, y más de la sutil combinación de los predecibles y los impredecibles rumbos de la historia, a los que el político se acomoda y el estadista aguarda.
Los dos candidatos que lideran las encuestas reúnen estos dos requisitos —representan continuidad y legalidad— respectivamente, mensajes que resuelven las dos principales preocupaciones del electorado hoy: seguridad y corrupción. El desconcierto frente al ascenso de Mockus es explicable por su vertiginosidad, pero a la vez inexplicable porque se sabía que el contrapeso de la seguridad sería o el empleo o la lucha contra la corrupción, y que Mockus y Fajardo eran los dueños del tercer tema.
Pero esa es la punta del iceberg. ¿Cuáles son las sensaciones y los pensamientos que están despertando Santos y Mockus, para que el número de sus seguidores hoy sea superior al de los demás candidatos? Porque para descifrar el comportamiento de la opinión pública que generó esta polarización, y que la va a resolver a favor de uno de los dos, hay que entender por qué los seguidores siguen a los líderes.
Una encuesta de Gallup en Estados Unidos le preguntó a 10.000 personas, “Qué líder ejerce la influencia más positiva en su vida diaria”, e inmediatamente después “Ahora por favor liste tres palabras que mejor describan lo que esta persona contribuye a su vida”. Según un estudio de Rath y Conchie, las palabras más mencionadas no fueron las esperadas, como sabiduría o propósito, sino las relacionadas con confianza, compasión, estabilidad y esperanza.
Confianza la genera el líder que es percibido como honesto e íntegro, capaz de cumplir la palabra. No hay duda de que Mockus y Fajardo generan confianza. Santos, a pesar de su lealtad al presidente Uribe, tiene una historia de variabilidad política que hace que ésta no sea su fuerte. Compasión es ser comprensivo y atento hacia quienes se lidera, empatía que ni Santos ni Mockus tienen en su personalidad, y que tampoco es la base de su plataforma política.
Estabilidad es sinónimo de seguridad y fortaleza, de poder contar con el líder en tiempos de dificultad. Esta es la razón de ser del liderazgo de Juan Manuel Santos. Así como la clave del presente es la estabilidad, la del futuro es la esperanza, porque genera optimismo y entusiasmo. Esta es la explicación de la marea verde, de que el apoyo a Mockus haya pasado del entusiasmo partidista a empezar a ser un movimiento social en contra de la ilegalidad.
Mockus gana en confianza, empata en compasión, pierde en estabilidad y arrasa en esperanza. Pero lo que explica que la tendencia de las encuestas sea arrolladoramente favorable a Mockus no es cuantitativo. Es cualitativo, porque la esperanza genera mucho más entusiasmo que la estabilidad, pero sobre todo, la confianza es el idioma del liderazgo, sin ella el mensaje es sólo parcialmente creíble.
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Álvaro Forero Tascón
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